Descubre la historia completa de la saga Diablo de Blizzard, desde su revolucionario debut en 1996 hasta la actualidad con Diablo IV. Analizamos cada entrega, expansiones y la influencia que ha tenido en el género action-RPG, así como sus polémicas, innovaciones y legado en la industria del videojuego.
La historia de la saga Diablo de Blizzard Entertainment abarca más de veinte años de evolución en el género action-RPG. Desde el lanzamiento del primer Diablo en 1996, la franquicia ha sumergido a los jugadores en el oscuro mundo de Santuario, estableciendo los cánones del hack and slash durante décadas. Posteriormente, títulos icónicos como Diablo II y Diablo III, expansiones, el spin-off móvil Diablo Immortal y la más reciente Diablo IV, han aportado nuevas mecánicas manteniendo la esencia original. A continuación, repasamos cronológicamente el desarrollo de la serie hasta su estado actual, en un enfoque neutral y enciclopédico.
Lanzado en diciembre de 1996, el primer Diablo revolucionó el género al sentar las bases del action-RPG. Ofrecía una perspectiva isométrica y jugabilidad en tiempo real, mezclando el desarrollo de personajes y la recolección de equipo con combates frenéticos. Ambientada en el tenebroso Tristán y sus catacumbas infestadas de demonios, la aventura permitía elegir entre tres clases (guerrero, pícaro o mago) y descender por mazmorras generadas aleatoriamente bajo la antigua iglesia, hasta llegar al mismo Infierno. Esta generación aleatoria de niveles, enemigos y botín en cada partida aumentaba enormemente la rejugabilidad, haciendo que cada aventura fuera única.
Otro de los grandes hitos fue el modo cooperativo online a través de Battle.net, que permitía a hasta cuatro jugadores combatir juntos, toda una novedad en los años 90. El estilo gótico, la atmósfera opresiva y una banda sonora memorable en dark ambient elevaron el listón del género. Diablo se convirtió en un éxito rotundo, influyendo en muchos títulos posteriores y consolidando el hack and slash como sinónimo de la franquicia.
En 1997 llegó Diablo: Hellfire, una expansión desarrollada por Sierra bajo licencia de Blizzard. Añadió un cuarto personaje jugable, el monje, centrado en el combate cuerpo a cuerpo, además de nuevas mazmorras y objetos. Curiosamente, se encontraron clases inacabadas (bárbaro y bardo) ocultas en los archivos del juego, aunque eran solo variaciones. Hellfire amplió las opciones de juego, pero no es considerado canon oficial. Aun así, supuso una experiencia interesante para los seguidores del original, permitiendo regresar a Tristán con un nuevo héroe.
Lanzado en junio de 2000, Diablo II llevó las ideas del original a un nuevo nivel. La historia continúa tras la derrota de Diablo en Tristán: el héroe de la primera entrega queda poseído por su esencia, y ahora los jugadores persiguen al misterioso Viajero Oscuro por diferentes regiones de Santuario para impedir la liberación de Mephisto y Baal. El mundo se expandió con cuatro grandes actos ambientados en zonas diversas, lo que enriqueció la narrativa, aunque algunos fans extrañaron el tono oscuro del inicio.
El mayor avance fue la profundidad de sus mecánicas RPG: cinco clases únicas (amazona, nigromante, bárbaro, hechicera y paladín, luego ampliadas a siete con la expansión), cada una con su propio árbol de habilidades, estilos de combate y progresión. Se introdujo la contratación de mercenarios y una mayor personalización, haciendo el juego más táctico y adaptable. El éxito fue abrumador: vendió más de un millón de copias en semanas y estableció récords mundiales. La comunidad mantuvo vivo el juego durante años con mods, estrategias y partidas online. En 2021, Blizzard lanzó el remaster Diablo II: Resurrected, revitalizando el clásico para nuevas generaciones.
En junio de 2001, Lord of Destruction amplió la experiencia con un quinto acto, dos nuevas clases (druida y asesina), cientos de objetos exclusivos y mejoras en el almacenamiento y equipamiento. El druidas podía transformarse en bestias y dominar la naturaleza, mientras que la asesina se especializaba en sigilo y trampas. Estas novedades profundizaron aún más la jugabilidad, y consolidaron a Diablo II como una leyenda del género.
Tras doce años de espera, Diablo III vio la luz en mayo de 2012. El título adoptó un motor gráfico completamente 3D, entornos destructibles y mantuvo la clásica cámara isométrica. La jugabilidad se hizo más dinámica, con una barra de habilidades rápidas al estilo MMO, y por primera vez se podía elegir el género del personaje. Se lanzaron cinco clases de inicio (bárbaro, mago, cazador de demonios, monje y médico brujo), cada una con habilidades y estilos únicos.
El sistema de desarrollo de personajes se simplificó, permitiendo modificar habilidades y runas en cualquier momento, lo que facilitó la entrada de nuevos jugadores, aunque algunos veteranos lo consideraron demasiado casual. El éxito comercial fue inmenso: más de seis millones de copias en la primera semana y más de veinte millones en dos años. Sin embargo, el lanzamiento estuvo marcado por la obligatoriedad de conexión permanente y la polémica Casa de Subastas, que fue cerrada en 2014 tras críticas por afectar la experiencia de juego. Con la actualización Loot 2.0 y la expansión posterior, el enfoque volvió al combate y la obtención de botín, recuperando el favor de los fans.
En 2014, Reaper of Souls añadió un quinto acto, enfrentando al héroe Nephalem contra Malthael en la ciudad gótica de Westmarch. Introdujo la clase cruzado, un guerrero de la luz con armadura pesada y poderes sagrados, y el innovador modo Aventura, con misiones generadas y Nephalem Rifts para un endgame infinito. El nivel máximo subió a 70 y se implementó el sistema de niveles de Paragón. Esta expansión fue muy bien recibida por crítica y jugadores, revitalizando el juego.
En 2017, el pack Rise of the Necromancer trajo de vuelta al emblemático nigromante, con su magia oscura y la capacidad de invocar ejércitos de esqueletos. Aunque no añadió actos ni historia, sí incluyó objetos y sets exclusivos para la clase. Tras este DLC, Diablo III continuó recibiendo temporadas y actualizaciones, consolidándose como uno de los juegos más exitosos de la década.
Diablo Immortal, anunciado en 2018 y lanzado en 2022 para Android, iOS y beta en PC, es una entrega adaptada a dispositivos móviles y desarrollada junto a NetEase. El juego mantiene la acción dinámica y las clases conocidas bajo una jugabilidad multijugador masiva, centrada en el control táctil. Chronológicamente, cubre el periodo entre Diablo II y Diablo III, y requiere conexión permanente, ya que el mundo está lleno de otros jugadores con los que se pueden formar grupos, explorar mazmorras o combatir en PvP.
El lanzamiento fue un éxito en descargas (más de 20 millones en pocas semanas), pero la recepción fue mixta. Si bien se elogió la adaptación a móviles y la riqueza de contenido, la agresiva monetización mediante microtransacciones y el modelo pay-to-win fueron duramente criticados, alcanzando una de las peores puntuaciones de usuarios en Metacritic. A pesar de la controversia, el juego sigue recibiendo actualizaciones, con nuevas zonas, mazmorras y clases, consolidando la viabilidad de la franquicia en móviles, aunque no sin debates sobre la monetización.
Diablo IV, anunciado en la BlizzCon 2019 y lanzado en junio de 2023 para PC y consolas modernas, supone un retorno a las raíces góticas y oscuras de la saga. Ambientado unos 50 años después de la tercera parte, la trama gira en torno al regreso de Lilith, hija de Mephisto y progenitora de la humanidad. El estilo visual es más sombrío y realista, recuperando la atmósfera de los primeros títulos y abundando en motivos místicos y escenas crudas.
La mayor innovación es la introducción del mundo abierto: Santuario se divide en cinco regiones principales, todas interconectadas y explorables sin pantallas de carga, con la ayuda de monturas. Las zonas clave se diseñan a mano, mientras que las mazmorras se generan de forma procedural, y aparecen jefes mundiales y áreas PvP que enriquecen la experiencia social. Diablo IV fusiona el juego en solitario y multijugador: se puede explorar en solitario, formar grupos, o incluso desactivar la interacción para jugar de manera privada (aunque no existe un modo completamente offline).
En su lanzamiento, incluía cinco clases clásicas (bárbaro, hechicera, druida, pícaro y nigromante), todas con árboles de habilidades extensos y altamente personalizables. Se añadió el sistema Codex of Power, que permite incorporar aspectos legendarios al equipo, y un editor avanzado de apariencia para mayor inmersión. El nivel máximo es 100, seguido de la progresión Paragón para el endgame.
Diablo IV fue bien recibido, destacando por su atmósfera, el mundo detallado y el combate táctico. Aunque algunos veteranos esperaban una revolución mayor, Blizzard apuesta por un modelo de juego-servicio, con expansiones y temporadas periódicas que mantienen viva la comunidad. El primer DLC de pago, Vessel of Hatred, llegó en 2024, junto a otros contenidos regulares. En términos comerciales, Diablo IV superó los mil millones de dólares en menos de un año, confirmando su éxito.
Diablo ha recorrido un largo camino: desde el título que definió el action-RPG en 1996 hasta el vasto universo online de Diablo IV y las incursiones móviles con Immortal. A lo largo de los años, la saga ha sabido renovarse manteniendo su esencia: la épica lucha entre la humanidad y los demonios en un oscuro mundo de fantasía. Esta fórmula sigue cautivando a generaciones de jugadores y promete seguir evolucionando en los próximos años.